A veces, en las conversaciones del mercado, de la tienda de la esquina, del bar de abajo o de cenas familiares, nos encontramos referencias a lo bien que se actúa en otros países en determinados temas, como por ejemplo el medioambiental. «En tal sitio los envases son retornables», «En tal otro, lo reciclan todo». O también en temas sociales.
Pues sin ir tan lejos, podemos encontrar una experiencia fantástica. En este caso, sobre ciudades habitables y sostenibles: Pontevedra. Esta ciudad empezó en 1999 a peatonalizar sus calles. Comenzó por la zona céntrica y, poco a poco, se fue extendiendo a más barrios. Y no sólo eso, sino que también se puso un límite de velocidad de 30km/h en toda la ciudad, que en el caso del centro se reduce a 20km/h.
Los resultados de estas medidas son muchos y muy positivos, ya pensemos en el medioambiente o en las personas que habitan la ciudad:
- Seguridad vial. El número de accidentes ha disminuido drásticamente, reduciéndose por tanto el número de muertes por accidentes provocados por vehículos a motor. De 129 atropellos en 1998 (año anterior al comienzo de estas medidas) a 4 en 2013 (fuente: http://ok.pontevedra.gal/seguridade-viaria-cero-mortos/)
- Ahorro en combustibles. Comparando el consumo de combustible para vehículos de 2014 con el consumo de 1996, se comprobó que se había ahorrado un 64,8% en la ciudad en su conjunto; y, concretamente en el centro, un 87,6%
- Espacio público. Se ha ganado notablemente en espacio público disponible para su uso por parte de la ciudadanía en general.
- Más niñas y niños en las calles. Ahora, más de la mitad de las niñas y niños de entre 7 y 12 años van caminando a la escuela. Pontevedra miró hacia La ciudad de los niños (Francesco Tonucci) y Fano, ciudad italiana, para inspirarse en la filosofía que entiende que hacer una ciudad más habitable para los niños y niñas, es hacerla más habitable para todo el mundo.
- Invertir la pirámide de la movilidad. En la mayoría de las ciudades se coloca en primer lugar de los planes de movilidad a los coches y demás vehículos a motor, lo que supone numerosas molestias y obstáculos para quienes se mueven a pie, en bicicleta y quienes tienen una movilidad reducida. En Pontevedra, sin embargo, se ha invertido el orden, diseñando las calles y los planes de movilidad pensando primero en quienes van a pie o en silla de ruedas, después las bicicletas, el transporte público y, por último, el coche.
- Ciudad más habitable y sostenible. Colocar a las personas que habitan la ciudad en el centro del diseño de la propia ciudad. Reducir el número de vehículos a motor que se mueven por sus calles. Limitar la velocidad de estos a 20km/h y 30km/h. Hacer calles más accesibles para personas con movilidad reducida. Aumentar el número de niñas y niños que van a la escuela sin necesidad de compañía adulta y que pasean más por sus calles. Mejorar la cohesión social. Y todas las demás consecuencias de esta forma de diseñar y decidir la ciudad, convierte a Pontevedra en un lugar más habitable para las personas y, al mismo tiempo, en una ciudad más sostenible para el medioambiente.
- Reducción de emisiones. Reducir el tráfico motorizado en la ciudad es reducir las emisiones de gases a la atmósfera que por una parte son dañinos para la salud y, por otra parte, provocan el calentamiento global, causa del cambio climático al que nos estamos enfrentando.